miércoles, 7 de diciembre de 2016

Todo en mí te reconoce.
Me palpas, me transitas,
me descubres.

Ahora que me parte en dos
tu lengua de hielo que quema,
cualquier cosa
que me den tus manos
la ingiero.

Mi piel se volcaniza,
cimbrean mis caderas,
se tensan mis piernas,
paso de estado sólido
a líquido en una cadena
de pleamares de espasmos.

Caen los brazos en cruz
muertos de placer.
Sexo afónico
tras el último gemido.

Dulce permaneces
mientras vuelvo a la vida
y te beso.


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