viernes, 30 de diciembre de 2016

martes, 27 de diciembre de 2016

No hay forma indolora
de entrar en calor
sin su abrigo.

Empieza a hacer
demasiado frío.

Ahora cuando se ha ido
y se me ha caído
el mundo a los pies.

Imagen: Brooke Shaden


¡Dame un abrazo! ¡Esto es un suicidio!
y entonces se lo dijo:
‹‹quédate››.

Imagen: Erika Kuhn




miércoles, 21 de diciembre de 2016

martes, 20 de diciembre de 2016

domingo, 18 de diciembre de 2016

Por perder que no quede,
es todo un arte que se aprende
día a día a un ritmo trepidante.

Desaparecen las cosas de pronto
sin mediar una palabra.

Empiezas perdiendo el billete que pusiste
doblado en el bolsillo pequeño
de aquellos vaqueros,
el bolígrafo que tanto te gustaba
y que llevabas siempre en el bolso.

Más tarde pierdes la cabeza por aquel beso
de amor que te robaron de los labios,
pierdes el tiempo con cosas banales
y con gente que nunca te correspondió,
pierdes las ganas, te pierdes tú,
pierdes la ilusión y la suerte.

Luego viene lo que menos te esperas
cuando pierdes un amor, un amigo,
las cosas cotidianas que adorabas
a las que entregaste lo mejor de ti
y que de un soplo se desvanecen.

Al final, haces un inventario
y has perdido casi todo lo importante
y hasta media vida
entre tantas pequeñas muertes.

¡Qué desastre!
pasas de perdedora a perdida
sabiendo que lo único que permanece
es la pena y la sensación de fracaso,
¿a quién le importa cómo te sientes?
sólo tienes un bálsamo genérico
de esos que dicen que consuela a muchos:

que en unas de estas perdemos
el miedo y ganamos algo,
que la única victoria en todo esto
es haber perdido habiéndose dado
y saber que es peor no haber tenido
nada que perder.

Imagen: Alejandra Baci







sábado, 17 de diciembre de 2016

La percibo cuando viene derecha sin avisar
presiento una inquietud que me pone en alerta
veo cómo está en todas las cosas,
es esta mesa, esa puerta, la sartén, el cazo
soy yo con todos mis errores y aciertos,
con cada momento imperdible y los que no volverán
es toda la memoria de pronto, 
es cada verbo que se dice
y todos los que dejan de pronunciarse,
es el animal salvaje que me devora en los inviernos
o que yo devoro en estaciones de sol.
Esta casa de nuevo está imantada de todos los mundos.
la poesía está grabada en mí como una marca de agua.
Siempre viene a sacarme a la luz, 
a veces, prefiere que vaya a buscarla;
después, ella me ofrece una infusión de palabras
de múltiples aromas que me deja en el paladar
el desbordamiento de los versos.
Si escribo no es sólo porque lo imagino
sino porque lo recuerdo,
ven, te enseñaré lo que es y lo que soy,
que todo lo demás espere,
cógete de mi mano y ven conmigo a celebrar el poema
aunque mañana parezcamos dos sonámbulos.

Imagen: Simbah Pile


viernes, 16 de diciembre de 2016

La próxima vez
usaré en lugar de un corazón
un sensor meteorológico
por si el viento del desamor
vuelve a soplar en mi contra
sus cenizas.

Imagen: Олег Королевский


No se puede vivir
por encima de los sueños
ni por debajo de su frecuencia.

Imagen: Patrice Murciano

 

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Tuve que enamorarme de ti.
Sin reproches.



Todo en mí te reconoce.
Me palpas, me transitas,
me descubres.

Ahora que me parte en dos
tu lengua de hielo que quema,
cualquier cosa
que me den tus manos
la ingiero.

Mi piel se volcaniza,
cimbrean mis caderas,
se tensan mis piernas,
paso de estado sólido
a líquido en una cadena
de pleamares de espasmos.

Caen los brazos en cruz
muertos de placer.
Sexo afónico
tras el último gemido.

Dulce permaneces
mientras vuelvo a la vida
y te beso.


martes, 6 de diciembre de 2016

Otra vez le abrí las puertas
al temblor,
a las emociones
de las palabras dichas con cadencia,
a un reguero de versos que ardiendo
resbalaban por mi hombro.
Otra vez por amor
no hubo más espacio
que él mismo y su eco al yo pronunciarlo
y terminaste existiendo
dentro del poema insomne, mudo.
Otra vez tropecé con la escarcha
del miedo silencioso y me caí en la espiral
de sombras sin luz, de corazón sin cuerpo.

Imagen: Erika Kuhn


domingo, 4 de diciembre de 2016

Me salto todas las leyes que te prohíban


«Son cosas que se dicen» -dijiste-
y reconozco que me quedé rígida
como un poema fácil de romper
en dos mitades una vez congelado,
al mismo tiempo, que un enjambre de avispas
acribillaba, sin pudor, tu frialdad y mi tristeza.
Puede que más que el hecho en sí mismo
fuera que no me encajaba contigo.
Nunca te imaginé pronunciando
justo esas palabras al vacío
y no sé, si para mitigar el impacto
o porque me paré a pensar con la cabeza fría,
que me di cuenta, súbitamente,
-desilusionada como quien pierde el mapa
que resuelve el camino de las dudas-
de que era más fácil haberme equivocado
sobre ti a que ese «te quiero» fuera cierto.
Entonces fui consciente de la cuadratura del círculo.

Imagen: Alejandra Baci